El lijado, en definición, es el proceso de desgaste o alisamiento de una superficie realizado con una lija u otro material abrasivo. Y aunque por su definición pueda parecer un proceso sencillo, lo cierto es que para realizarlo correctamente hay que tener muchas cosas en cuenta. Así que al igual que hace unas semanas te ofrecimos tips para un buen mantenimiento de superficies lacadas, en este nuevo artículo vamos a hablar del lijado.
Además, no solo te contaremos cuál es el origen de esta técnica, sino que también te ofreceremos algunos consejos de gran utilidad. Desde cómo usar una lija correctamente para que no cometas errores, hasta algunas recomendaciones para que puedas lijar a mano en tu hogar y el acabado sea perfecto.
Los orígenes del lijado
Para comenzar vamos a hablarte de los orígenes, el lijado, que se remontan a hace cuatro milenios en Oriente Medio, donde utilizaban la arena para pulir diferentes superficies y materiales. En un inicio usaban arena suelta y la esparcían sobre una superficie para frotar sobre ella con un trozo de cuero o madera.
Más tarde, allá por el año 1.400, se crearía el conocido como papel de lija en Suiza. Esto lo cambiaría todo, ya que se agregaría vidrio triturado a un soporte de papel y eso generaría un material muy abrasivo, lo que facilitaría en gran medida todos los trabajos de lijado.
¿Cómo usar una lija correctamente?
Lijar es un proceso sencillo de realizar pero difícil de dominar. Para el lijado de una superficie lo más aconsejable es realizar movimientos longitudinales sobre la misma con una lija, ya sea de forma manual o con una máquina. Lo más habitual es recurrir a las hojas de lija de papel para los trabajos de bricolaje casero, aunque también existen otras posibilidades como las esponjas abrasivas, los rollos de lija o las máquinas que realizan de forma automática el lijado.
Consejos para lijar a mano
Ahora que sabes algo más sobre cómo utilizar una lija, lo normal es que te preguntes qué deberías tener en cuenta para que tu trabajo tenga un acabado perfecto. En este sentido, desde Lacados Castillo vamos a ofrecerte cuatro consejos que te ayudarán muchísimo siempre que vayas a lijar a mano:
- Poca presión: cuando vayas a lijar a mano es importante que ejerzas la mínima presión posible para evitar acabados pobres y poco uniformes.
- Superficies secas: lo ideal es que si vas a trabajar en superficies de madera te asegures de que estas no están húmedas o mojadas, ya que esto puede hacer que las fibras se levanten y sean dañadas durante el lijado.
- Herramientas adecuadas: para que el trabajo tenga un acabado perfecto es imprescindible que utilices las herramientas abrasivas adecuadas. Procura usar una lija que se adapte a la superficie en la que vas a trabajar.
- Cuidado con tu postura: además de todo lo comentado hasta ahora, también debes tener en cuenta tu posición de lijado. Al lijar es frecuente adaptar posturas que pueden dañar tu cuello o espalda, así que para evitarlo realiza el lijado en un banco de trabajo y vigila tu postura.